viernes, 24 de diciembre de 2010

Batalla naval Reinos Ogros vs Imperio

Batalla jugada en La Guardia Argeva

La noche anterior había sido casi mortal para Ren Culoasesino. Dos días antes su padre no reconocido lo hizo cargar durante horas la piedra sagrada de los ogros Matazombies a la Cuchipanda Ogra, por lo que ya llegó medio volcado a la fiesta descontrolada que siguió. Comida y bebida al por mayor durante dos días, y luego volver a la tribu cargando nuevamente la piedra. Tanto la odió a la piedra Ren que se subió a su nuevo barco Saixi-Liyá II y la dejó abandonada en la Isla de la Muerte, la isla cercana a la costa. Así totalmente arruinado se fue a dormir. Seis goblins murieron tratando de despertarlo, tuvo que ir uno de los ogros toro de confianza de Ren para que finalmente le hiciese caso, si bien el ogro perdió un ojo, dos dedos y todavía no puede sentarse por tener clavada en su trasero una costilla de rinobuey que Ren suele usar de almohada.

La noticia no podía ser peor. Los flingardianos se habían enterado de que Ren había mandado fabricar otro barco ogro a los goblins, y venían a hundirlo sólo por deporte. Pero eso no era lo terrible, sino que estaban fondeados cerca de la Isla de la Muerte. Si se llegaban a enterar que esa piedra inmensa con inscripciones raras era importante para los Matazombies, sin duda se la robarían. No hace falta decir que cuando Kiang Matatanques se enterase, el padre no reconocido de Ren, y jefe de la tribu, Ren, sus tripas y su sangre serían usados para decorar una nueva piedra de cuchipanda.

Así partió Ren con dos ogros de confianza, dos cañones y todos los goblins y piratas zombies que pudo encontrar. La lucha fue encarnizada, y terminó en la misma isla, a la cual los flingardianos llegaron nadando tras el hundimiento de su S.S. Cigana.

El Saixi-Liyá II armado hasta los dientes

Los ogros matazombies del Saixi-Liyá II miden la distancia del S.S. Cigana de Flingar

La isla nos separa

A defender a la piedra ogra!

Los cañones ogros estuvieron certeros, lograron bajar la torreta y dejaron sin cañones a Flingar

Aquí el casco del barco flingardiano ya estaba tan dañado que los tripulantes entraron en pánico y se arrojaron al agua. Pero llegaron a la isla cercana, como veremos


Los ogros comienzan el desembarco mientras los flingardianos se preparan para recibirlos con una lluvia de plomo

A por las escalerillas, gritó Franz Mataorcos, capitán de los flingardianos tras la muerte del capitan del barco, comido por un tiburón


El ogro pirata y el ogro ninja saltan a barrer a los pequeñajos

Pero el Ninja no hizo absolutamente nada, y cayó ante la filosa espada de Franz Mataorcos


Aquí ya desembarcó Ren Culoasesino, al fondo, y se acabó la joda, también desembarcaron decenas de goblins que eran fácilmente barridos por los flingardianos

Pero Ren estaba muy emcabronado, quería su piedra

Y así terminó con el último valiente flingardiano

lunes, 29 de noviembre de 2010

Bocaditos extranjeros: Ogros vs Imperio

Luego de la Guerra de la Guardia Argeva, tras tantas batallas, Kiang Matatanques sufría de abstinencia. No de la guerra, el combate, y la adrenalina que este genera. Sino que ahora no se podía conformar con comer goblins y rinobueyes otra vez, no después de haber probado los "bocados extranjeros".
Así fue que Kiang organizó una expedición a su vecino imperial favorito: Dubnia. El viaje duró muchos días, y la ansiedad de Kiang era tal, que de los cuatro regimientos de goblins que llevó, apenas llegaron dos. Incluso Ren Culoasesino, su hijo no reconocido y un afamado degustador de goblins, trató de detener a Kiang, pero no lo lograron. Lo peor era la imagen de verlo a Kiang tan desesperado, agarraba un goblin cualquiera, le arrancaba la cabeza de un mordisco, y revoleaba el resto del cuerpo lejos, sólo le gustaban los sesos de las pobres criaturas verdes.

Así fue que los goblins le jugaron varias malas pasadas a Kian durante la batalla, en venganza por los 50 goblins que fueron deborados en el viaje.
Aquí unas imágenes tomadas por este humilde escriba:
Los ogros tomaron la iniciativa y movieron primero. Notese cómo la unidad principal ogra, con Kiang dentro, quedó resagada porque los goblins que estaban delante se negaron a marchar. En el otro flanco, se sintieron amenazados por los gigantes que venía detrás, así que avanzaron y mataron a tres herreruelos.


Milagrosamente los gigantes sobrevivieron a los cañones, que no pudieron acertar un sólo disparo. Así los vemos cargando contra una unidad de espadachines, tras haberse comido a unos arcabuceros. Gargantúa espera su oportunidad para unirse al festín en el próximo turno

Aquí ya vemos el combate avanzado, los ogros toro corriendo tras haber matado a unos arcabuceros, pero sin haber podido con los espadachines y flagelantes. A los goblins los vemos todavía inmóviles en el tercer turno, sí, no se quisieron mover durante tres turnos. Kiang los rodeo, y se prepara para unirse al festín de los gigantes. Por el flanco derecho el cazador tomó una decisión insensata y cargó contra los flagelantes. Venía enfervorizado por haber matado y devorado a un mortero y su dotación, y a un cañón y su dotación. Este escriba no pudo ver bien, pero parecía como que los tigres diente de sable devoraban a los humanos, mientras que el cazador comía el metal imperial.

Los flagelantes no tuvieron problema en sacrificar a tres de sus compañeros para conseguir mejoras, en resumen, hicieron pomada al cazador y a los tigres.

Kiang no aguantó más y cargó contra el altar, comandado por el infame Volkmar, a quien terminó matando en combate singular, pero el carro resistió lo suficiente como para que la infantería que tenía al lado tomase el flanco de los tripasduras. Un combate que duró hasta el turno 6, y así quedaron ambas unidades trabadas.

Aquí ya vemos que los gigantes y las gargantúas se ocuparon del flanco izquierdo del imperio, si bien Jetilainen, el gigante de los cielos murió aplastando gran parte de una unidad de espadachines, que terminó de morir a manos del G-Meva, que aquí ya vemos cargando al carro que se negaba a morir. Vemos a la derecha a los flagelantes, totalmente ciegos de furia tras haber destrozado a golpes al cazador y a sus gatos.

Y aquí vemos el final del combate, con Perod resistiendo hasta el fin, y extrañamente los tripasduras están completos, y Ren y Kiang están vivos. Una interesante victoria para los ogros, muy buena batalla:

lunes, 15 de noviembre de 2010

Ogros vs Caos: La venganza del Rey Troll

El Rey Troll, estaba totalmente envenenado de lo mal que le había ido en su batalla contra Bretoña, como siempre pasa en estos casos, se buscó un chivo expiatorio, y qué mejor elección que los ogros que habían sido los últimos en unirse a la alianza de monstruos, esos ogros eran los Matazombies de Kiang Matatanques.

No le cayó nada bien al ogro que le echasen la culpa de la derrota, y menos todavía que el Rey Troll fuese a elegir como nuevo aliado al archienemigo de Kiang, el infame Corazón de Hielo.

Así fue que Kiang y Ren alistaron a todos los ogros Matazombies, el ejército más grande que habían reunido. Nada menos que tres gigantes, 16 ogros guerreros, 4 sueltafuegos, 40 goblins y la vuelta del enigmático Cazador Oculto.

La batalla estuvo nivelada durante horas, pero finalmente a los ogros los terminó venciendo el cansancio, y empezaron a errar golpes, como siempre sucede cuando luchan contra Corazón de Hielo.

Kiang y su hijo no reconocido Ren Culoasesino quedaron malheridos como siempre, maldiciendo las artes mágicas de Corazón de Hielo que siempre les traían tanta mala suerte en los dados, eh, digo en los golpes.
Aquí unas imágenes que este escriba pudo captar:

El despliegue batalla a 3000 puntos


Los ogros avanzaron para evitar la magia destructiva, pero todavía no consiguen lidiar con los goblins, que siempre están en el medio. El maldito Wulfrig salió en el primer turno!

Los 6 goblins que fueron recordados durante 6 minutos por Ren al resistir una carga demoledora de ogros del caos, y quedarse con doble 1!

Se va perfilando el combate en el que se meterían casi todas las unidades del tablero:




Combate singular en el que Ren Culoasesino masacró a Wulfrig el Errante, se comenta que el bárbaro todavía escupía sangre por su boca cuando vio caer el trasero de Ren sobre su cabeza, la cual quedó totalmente aplastada, en el método de ejecución favorito de Ren:

Últimos combates suicidas, Kiang arriba ya malherido cargó al Rey Troll, lo mató pero quedó él también fuera de combate. Por la derecha está el Cazador Oculto y el G-Meva, mas los tigres dientes de sable, pero en frente tenían a la unidad de guerreros del caos con muchos héroes que estaba casi completa por no haber tenido muchos combates:

domingo, 31 de octubre de 2010

El gigante de los cielos Jatilainen

Durante la batalla contra las huestes de Malcom el negro, uno de los gigantes del ejército de Kiang Matatanques se desempeñó de una forma casi humillante. Ren Culoasesino, hijo no reconocido de Kian, recordó que a ese gigante lo había capturado de las huestes de un general renegado del caos, un tal Peluche, que al parecer abandonó al Caos. Entonces unió las dos neuronas que le quedan, y pensó: gigante caótico, gigante de traidor caótico, gigante traicionó a Ren contra caóticos.

Así sin más, para poder ganar algo de favor frente a su padre, fue a la cueva donde guardan a los gigantes y le cortó la cabeza antes de que el pobre monstruo pudiese llevarse una pierna de goblin a la boca.

Kiang, lejos de festejar el descubrimiento del traidor, golpeó tanto a su hijo no reconocido dejarlo inconsciente. Kiang tenía dos grandes vicios conocidos por todos: matar zombies estrellándoles la cabeza contra su hombro, y destruir y devorar tanques de vapor. Pero acababan de conocer uno nuevo, y ese era el de tener gigantes a su lado en la batalla.

Kiang no recordó los sacrificios de su hijo no reconocido para conseguirle el G-Meva, el gigante mecánico a vapor, ni tampoco que el otro gigante lo había capturado Ren, pasando tres días sin comer a lomos del gigante hasta que lo domó. Así y todo, en cuanto Ren estuvo consiente lo envió a las montañas descomunales que se ubican al este de las Montañas de los Lamentos, los Antiguos Palacios de los Gigantes del Cielo.

Entre los ogros se contaba con orgullo la historia de cuando tras la Gran Hambruna, y la Gran Migración, los ogros llegaron ante los Gigantes de los Cielos, la raza de gigantes de la cual descienden todos los actuales. Pero aquella era una raza inteligente, que tenían tecnología, y construían castillos increíbles a alturas en las que un hombre no podría respirar. Pero en aquellos tiempos los ogros estaban tan famélicos y desesperados que devoraron por completo a esa antigua y esplendorosa raza.

Pero se cuenta en las cuchipandas ogras que algunos descendientes directos todavía viven allí arriba, y que son más despiertos que los estúpidos gigantes que van y vienen desperdigados por el mundo.

Así partió Ren, tan sólo acompañado por tres yetis, que le servirían de guías, y obviamente de quien escribe. El viaje fue largo y penoso. Este humilde escriba estaba en tan mal estado que Ren me abandonó en una ruina que parecía un puesto de avanzada de los gigantes. Por suerte me dejaron una inmensa pata de mamut para alimentarme durante los seis días que tardaron en regresar.

Sólo volvió Ren, envuelto en pieles de yeti, pero con un descomunal gigante a su lado. No estaba esclavizado, acompañaba al otro por decisión propia.

Algo ocultaba Ren, ya que no quiso relatar su hazaña. Este escriba bien sabe lo que le gusta a Ren Culoasesino que relaten sus aventuras una y otra vez.

Durante el largo regreso al campamento de los Matazombies, pude entablar conversación con el gigante, cuyo nombre resultó ser Jatilainen. Había hecho un pacto de silencio con Ren para no hablar de lo que ambos llamaban "el secreto de la montaña".

Pero tras emborracharlos a ambos, Ren cayó dormido, y el gigante no paraba de hablar de las hazañas de sus antepasados. En el momento justo le pregunté sobre lo sucedido allá arriba. Y me contó algo que quiero borrar de mi memoria ya que es lo más horroroso que oí:

“Gigantes del cielo somo solos, gracia que tenemo a lo mamut para satisfacer nuestras necesidades más básica, o sea comida y… calor”.

No voy a citar textualmente lo que me contó, pero baste decir que Ren tuvo que entregar mucho a cambio de conseguirle el mejor gigante del mundo a su padre. Aquí les dejo algunas pinturas que hice de Jutilainen:





lunes, 11 de octubre de 2010

Ogros vs Imperio, Un puente demasiado lejos

Batalla por el Torneo Warhammer Fantasy de La Guardia Argeva

A los ogros no les gusta el agua, es un hecho que este humilde escriba pudo comprobar en la última batalla. Buscando entre los recuerdos, no había ni uno que relacionase a los ogros con el agua. No se bañan nunca, beben sólo bebidas fermentadas o sangre de todo tipo de fuentes.

Muy famosa la sangría de goblin, para la que los Despotas suelen tener 20 o 30 goblins encerrados en una cueva que son alimentados con sobras, y a los que se va desangrando todos los días para el aperitivo del Déspota. Obviamente los ogros no saben nada de medicina, por lo que no se preocupan mucho por preservar a los sujetos que desangran, así que duran poco.

Volviendo a la batalla. Los ogros Matazombies vieron visiones, y más de uno creyó ver desplegarse a las unidades imperiales del lado este del río, cuando allí sólo estaban las caballerías. Y claro, Kiang Matatanques decidió desplegar todas sus unidades de ese lado del río. Apenas una hora después su hijo no reconocido Ren Culoasesino le decía:

--Te dije.

Al ver que los imperiales desplegaban todas sus máquinas y fusileros en la margen oeste del río, arrinconados contra unas fortificaciones, custodiadas de fondo por el tanque a vapor.

Kiang, desesperado por agregar otro tanque a su colección, sólo atinó a correr para cruzar el río, olvidando a sus gigantes. Estos, por su cuenta, lucharon contra las caballerías imperiales, y contra el mismísimo Archilector en carro. El resultado fue que todos los imperiales terminaron en el estómago o en el saco de los gigantes. Si bien ellos serían luego asesinados a cañonazos.

Por el otro lado, Kiang y Ren serían también fusilados por la artillería y por los arcabuceros imperiales. Kiang quedó en el suelo, chorreando sangre por cientos de pequeños agujeros, y nublada la vista por un cañonazo que le había dado en la cabeza. Pero sus ojos no se despegaban del tanque recluido detrás de los arcabuceros. De su boca deformada por el plomo de los arcabuces se escuchó:

--Pronto va a ser mio.

Aquí les dejo algunas imágenes de la batalla:


El despliegue, donde el imperio ya había ganado con unas hábiles tretas de amago, al dejar a los ogros totalmente alejados de todo:


El lento avance ogro

El cruce del río, arriba de la torre pueden ver a este humilde escriba, presenciando la masacre:

Valeroso ogro toro, último de su unidad que corre a intentar golpear algo, pero sería ultimado por el plomo imperial:

Combate singular de G-MeVa contra el Archilector. El imperial terminaría medio digerido en el estómago del gigante a vapor, antes de que lo detuviesen a cañonazos.

Último de os tripasduras, que corrió en pos del tanque, siguiendo la órden de su general, ya fuera de combate:

Gargantúa mira a lo lejos a los imperiales sobrevivientes, él siendo a su vez el único que quedó en pie del ejército de los Ogros matazombies

martes, 14 de septiembre de 2010

G-MeVa – Gigante Mecánico a Vapor

Ren Culoasesino era el segundo ogro más fuerte de la tribu de los Matazombies, luego de su padre no reconocido, Kiang Matatanques, pero el peso del menhir de la tribu, del tamaño de un gigante y el peso de cuatro, lo estaba cansando. Ya faltaba poco para llegar a la ladera del volcán Bocaenllamas. Allí se celebraba la Cuchipanda Padre, la reunión anual de todas las tribus y reinos de los ogros.

Kiang iba unos diez metros adelante escuchando y riendo de las bromas que gastaban los Comehumanos a los goblins que llevaban los bártulos de la tribu. Junto a Ren iban los tripasduras, llevando las cadenas de los dos gigantes que tenía la tribu.

La Cuchipanda Padre se celebró como siempre, con festines de comida, luchas en el pozo, ogros devorados por otros ogros, soluciones a problemas limítrofes, etc. Pero Kiang volvió de allí con una idea fija en la cabeza. Quería una criatura mecánica como la que los enanos del caos le habían hecho a Ghark Pielferrea.

Ghark era el único líder ogro que tenía un rinobuey mecánico a vapor, y a Kiang le pareció que eso era tener categoría. Me pidió a mí, y al más inteligente de sus goblins, Sangrón, que pensáramos qué tipo de criatura podíamos encargar a los enanos del caos que fuese diferente y mejor que el rinobuey mecánico.

Fue así que, escuchando por septuagésima vez las historias de cómo Ren había capturado a los dos gigantes, se me ocurrió que los Matazombies deberían tener un Gigante Mecánico a Vapor al que apodé enseguida G-MeVa.

Kiang quedó extasiado con la idea, pero ahora quedaba el pequeño detalle de por qué los enanos harían semejante trabajo para los Matazombies. No eran una tribu de comerciantes, ni tampoco hacían nada como para ganar algo de oro con el cual pagar.

Así fue que justo los Matazombies lograron una victoria sobre el Conde Vampiro Manfred y su generala Erendis. Tras el saqueo que siguió a la batalla, pudieron conseguir mucho oro. Pero no sabían si sería suficiente, así que también capturaron unos doscientos campesinos para entregarlos como esclavos.

Ren patio con los regalos, partes de los tanques a vapor capturados, pedazos de metal acumulado, y con uno de los gigantes. Volvió a la semana con las manos vacías. Temimos lo peor, per venía mostrando los pocos dientes que le quedaban en lo que se suponía era una sonrisa.

--En luna llena nos dan un gigante mecánico a vapor –dijo Ren.

Y efectivamente, al mes aparecieron los enanos del caos llevando esto que podrán ver a continuación en mis pinturas. Era un gigante más estúpido de lo normal, pero que no necesitaba ser alimentado, sólo había que ponerle un poco de carbón en la caldera antes de una batalla, y con eso alcanzaba. El resto del tiempo se lo dejaba sin carbón y no molestaba para nada, ni quería escaparse.