miércoles, 14 de julio de 2010

Batalla naval de ogros

Batalla jugada en La Guardia Argeva

La mañana estaba avanzada, y el sol ya despuntaba por sobre los picos montañosos cuando desperté. Pude ver los preparativos de los goblins que iban de aquí para allá, juntando pertrechos y empujando a los piratas zombies hacia la playa. Ren Culoasesino ya estaba allí, mirando hacia el océano, con cuatro ogros sueltafuegos a su lado.

Logré atrapar a uno de los goblins que pasó raudo a mi lado y le pregunté qué sucedía.

--El amo Ren ze ha levantao con ganaz de navegá un poco

Cabe aclarar que odio el agua, por lo que no me gustaba nada la idea de que Ren quisiese llevarme para inmortalizar su navegada inaugural con el nuevo barco Saixi-Liyá.

Por suerte cuando llegué junto a él me ignoró totalmente. Pero ya lo conocía, así que busqué mi catalejos y seguí la navegada desde la playa, para que cuando volviese ya tuviese un relato de su aventura.

Pero lo que vi apenas coloqué el catalejos en mi ojo no fue al Saixi-Liyá sino a un buque de vapor imperial, más exactamente uno que ondeaba la bandera de Flingar. Ren, o sus goblins, también lo avistaron a tiempo.

Los Matazombies no tienen noción de cómo se manejan los cañones, pero dos de los sueltafuegos que se ocuparon del asunto se desempeñaron muy bien al inicio, agujereando el casco del barco enemigo, volando en pedazos la torreta principal, y dejando mal herido al otro cañón.

Pero allí se acabó toda la pericia, ya que no volvieron a atinar un disparo en toda la batalla, ni los cañones, ni los sueltafuegos, ni los goblins, ni los piratas zombies. Ren estaba enfurecido, tanto que azotó de mas a los remeros y no logró lo que quería en un principio, que era embestir al barco imperial para saltar a su cubierta y destrozar pequeñajos.

Los imperiales, más experimentados en el uso de la tecnología de destrucción masiva, lograron hundir el nuevo barco de Ren antes de que llegase la embestida. Sin embargo algunos de los goblins y piratas zombies, lograron llegar a abordar al barco flingardiano luego de nadar bajo el fuego de decenas de arcabuces.

Si bien no valió de mucho, sí les valió un gran premio a esos tres valientes. Ren cuando volvió empapado al campamento, los premió con tres días de no ser lanzados en las competencias de lanzamiento de goblin.

Se rumorea que ya se está construyendo el Saixi-Liyá II. Ahora, unas pinturas que tomé a las apuradas mientras miraba por mi catalejo.

El sol en su cenit, y los barcos se preparan para la batalla, notese la clara intención de Ren de chocar y destrozar el barco imperial:

Cómo festejan los ogros haber destrozado la torreta flingardiana:

Casi, casi lo chocamos, pero sacamos muy malos dados en el velocidad máxima:

 

El barco ogro ya herido de muerte, haciendo agua por todos lados, y con humo de diversos fuegos… sólo le quedaba un turno:

El barco hundido, los sobrevivientes intentan mantenerse a flote y algunos valientes hasta se animan a ir a por el barco enemigo!

Los dos valientes que llegaron a abordar el barco flingardiano, Guybrush el pirata zombie y Sangrón, el goblin pirata, el verdadero capitan del barco ogro:

domingo, 11 de julio de 2010

Vecors Scriptus, escriba de los Matazombies

Esta es mi historia, la historia de Vecors Scriptus, el hijo de nobles imperiales que terminó sus días relatando las aventuras de una tribu aislada de los Reinos Ogros.

Nací en el seno de una familia acomodada de Altdorf, la capital del Imperio. No diré qué familia, ya que por algo estoy aquí perdido en las montañas.

Comenzaré relatando mi historia por el final, o mejor dicho, por el inicio de una nueva etapa. Por el día que un ogro decidió no comerme.

Luego contaré cómo fue que estaba totalmente enajenado, en harapos y casi desfalleciendo de hambre cuando una partida de ogros mercenarios pasó junto al árbol seco donde estaba esperando mi muerte.

Tengo pocos recuerdos de esos días cercanos a la locura, pero lo que sí conserva mi memoria son algunos segundos sueltos, dispersos. Como por ejemplo escuchar:

--Que pequeñajo flaco, ¿lo comemo?

Era una voz estentórea, como un dragón ronco. Era la primera vez que escuchaba a Ren Culoasesino.

Luego recuerdo haber abierto los ojos y ver una inmensa boca con cuatro dientes, para ser apartado enseguida y ver uno de los rostros más grandes y horribles que había visto en esos primeros 35 años de mi vida.

Era el rostro de Ren, cubierto de cicatrices y con un parche en el ojo. El aliento era demoledor cuando dijo:

--No lo comeremo. Tiene un libro. En mis viajes pude ver que esos cosos pueden hacer sabio a uno con sólo tenerlo. Este pequeñajo puede ser útil para que mi padre por fin me acepte, le llevaré un sirviente digno de un rey ogro.

Así empezó mi historia con los ogros de la tribu de los Matazombies. Tuve que recuperarme en tan sólo un día, porque sino lo que me esperaba era algo más terrible que la muerte. A los pocos días comencé a redactar cualquier aventura o juego que realizacen Kiang o Ren, y luego se los relataba cada noche, junto a la caldera, y los ogros quedaban extasiados.

Yo, que por un problema, que relataré en otra ocasión, terminé casi muerto bajo un árbol, había renacido, y estaba conociendo la gloria.

Desde ese día soy el escriba de los Matazombies, y dejo por escrito todo lo que les sucede. Algún día seré reconocido entre mis pares de la Universidad de Altdorf por el trabajo antropológico que estoy realizando aquí. Pasarán muchos años, pero lograré volver con la frente en alto, y borrar el mal que le hice a mi familia.