domingo, 27 de junio de 2010

Comida enana en Fenicia

Luego de tres días encerrado en su cueva jugando con los tangues de vapor, Kiang Matatanques decidió salir, ya muerto de hambre. Por allí pasaban dos goblins que estaban arreglando unos cañones imperiales, y se los comió a los dos. Mientras eructaba atronando todo el valle llegó junto a él uno de los goblins corredores que se salvó de ser comido porque dijo la palabra “invasión enana”.

Kiang mandó a llamar a su segundo, Ren Culoasesino, quien estaba participando en un torneo de lanzamiento de goblin.

--Tenemos a los enanos del infame Pelu-Che invadiendo Fenicia –Dijo Kiang, quitándose un hueso de goblin de entre los dientes—. Corre con tus Tripas a ver cuanto son.

Media hora después la noticia de que eran muchos y que traían un “coso” volador, alentó a Kiang. Quería violencia, y tenía hambre. Si bien los enanos tenían la carne dura y llena de nervios, servirían con sus abundantes armaduras para calmar su gastritis.

La batalla empezó mal para los ogros cuando los golins se proclamaron en huelga en pleno avance del enemigo. “Queremos dejar de ser comidos por capricho”, decían. Le llevó mucho tiempo a Ren lograr que entrasen en razón, pero lo logró, si bien demasiado tarde.

Su padre ya se había cortado solo por detrás de un bosque con los jinetes de Rinobueyes y los Sueltafuegos y lo había dejado a él solo. Los Toros se habían ido por su cuenta corriendo de forma descontrolada, quedando a merced del fuego enano.

El único que había hecho algo como la gente fue el Cazador, que escondido en un bosque con sus tigres dientes de sable, logró un disparo certero de Lanzaarpones que traspasó cuatro filas de Guerreros enanos.

Este escriba logró encaramarse a una colina para poder presenciar lo que quedaba de la batalla. Durante un buen rato fue una masacre de cañonazos, virotazos, flechas y arcabuces.

Pero por el flanco de Kiang los sueltafuegos lograron sorprender al Girocoptero enano y lo bajaron a tiros. Luego cargaron a uno de los lanzavirotes con éxito, mientras Kiang y los Rinobueyes cargaban a la super unidad de Barbaslargas del mismísimo Pelu-Che.

Fuen un cruento combate, en el que incluso lucharon mano a mano Kiang y Pelu-Che sin lograr ninguno de los dos abatir al otro. Pero al final de la batalla, cuando Kiang ya había destrozado a la superunidad de Pelu-Che, un virotazo por la espalda lo hizo recular, perdiendo así los ogros a un gran valor.

Todo quedó a manos de Ren y el Cazador, únicos que permanecieron en pie al fanal del día. Otro territorio perdido. Esta vez, Kiang se quedaría un mes jugando con sus tanques en la cueva de las Islas Dragón.

Aquí unas acuarelas pintadas para ilustrar tamaña batalla:

El despliegue, ocupando toda la mesa:

La carga suicida de los Toros:

Sólo dos de seis llegaron:

El girocoptero abatido por los sueltafuegos, noten el humo que sal de la caldera enana. El paracaídas no funcionó:

image

Los enanos esperan la carga demoledora del frente de Kiang, que con carga fallida y medio pelados por los lanzavirotes llegaría medio mocha:

Aquí abajo El Cazador, bajando enanos a arponazos:

El combate de igual a igual de Kiang y Pelu-Che:

El final de la batalla, sólo Ren, sus Tripasduras y el Cazador quedaban allí abajo, persiguiendo enanos:

3 comentarios:

  1. muy buenomagus pero eran los guerreros alosque les disparaste con la ballesta los barbaslargas los tenia combatiendoen la otra punta de la mesa


    saludos

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  2. Corregido! me los confundo, como son todos tapones para mis ogros :P

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  3. La caida del girocóptero enano fue sin dudas lo más notorio de la jornada :P Violentos ogros! Bien!

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